A veces hay encuentros memorables y uno de ésos ha sucedido hoy en clase. Y se realizó entre dos poemas especiales: Nunca tengas prisa de Aurelio G. Ovies y El niño yuntero de M. Hernández. Ahora quiero que se complete la reunión cuando Serrat ponga al poema de Miguel esa vida especial que sabe, como nadie, dar a las palabras.
Había preparado un texto estupendo de Aurelio para que nos permitiera hablar de nosotros, dialogar, realizar una sesión de comprensión, comentario y cambio de código cuando, al terminar esa parte de la clase, pasamos a la lectura de los poemas de Miguel Hernández que ellos habían elegido como preferidos para leer en un acto público que estamos preparando.
Y Andrés sacó sus hojas con todo el poema del Niño Yuntero y comenzó la lectura. Y el encuentro en la comprensión fue inmediato: dos infancias tan diferentes se vieron, frente a frente, comparadas, entendidas y sentidas.
Tenéis ahora ambos textos y... no hay más que percibir la pausa contra la prisa, el goce frente al dolor, el tiempo frente al dolor, el niño libre frente a la guerra.
DISFRUTADLOS en la reflexión y en la alegría de los niños.
Nunca tengas prisa
ni para una risa.
Nunca te aceleres
por ser lo que no eres.
Nunca te apresures
si bajas o subes.
Nunca le hagas daño
al poco tamaño.
Guarda siempre un sueño
aunque sea pequeño.
Todo lo consigues
si sigues y sigues.
Todo lo serás
con sólo esperar.
Llegarás muy alto
con pequeños saltos.
Y el tamaño es nada:
está en tu mirada.
Y un sueño es muy guay:
da lo que no hay.
Nunca tengas prisa.
Las cosas hermosas
son muy despaciosas.
Aurelio G. Ovies
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