Ayer nos vimos para charlar y cenar. Ellos ya saben quiénes son. Esas chicas y chicos del 71 de nacimiento. Los del curso del 82-83 que dura hasta ahora. La otra del plural es la maestra.
Nos faltaban algunos de los más bulliciosos pero se nos hizo corta la noche para enseñarnos niños, desandar recuerdos, recordar pasajes de nuestra historia común y preguntarse si era más fácil ser padres antes que ahora. Y cómo es ahora ser maestro.
Risas y fotos y abrazos y recuerdos a los "malitos" con deseos de que se pongan pronto buenos y de que el año que viene, ese viernes de noviembre que ya nos está reservado, volvamos a abrazarnos de nuevo.
Casualmente era San José de Calasanz, el viejo patrono de los maestros, aunque nosotros este año lo celebremos en mayo.
Ya no había espacio entre alumnos y maestra. Bien amontonados y muy cerca, volvimos a recordar el libro de todos los años y un duende rubio y picarón se marchó con él en el bolsillo.
3 comentarios:
bonito..bonita..
Saludos Cordiales…
http://richardebury.blogspot.com/
Rescatar "El Principito" del baúl de los recuerdos va a ser un asunto interesante entre madre e hija y creo que lo haré en estos días venideros de asueto.Besos.
Como siempre me gustan tus relatos, y supongo a tus niños tambien porque yo ambién fui niña.Pero me falta alguna que otra foto , a ver si me las envias por el correo. Un besin muy fuerte.
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