Estuvimos muy entretenidos viendo quién había vivido más, cuánto tardaba en jugarse un partido según su hora de inicio y de final y esas cosas que se calculan cuando anda el tiempo de por medio.
Hubo un capítulo especial para los atajos en estos cálculos, los preferidos de algunos compañeros que se creen el lobo y luego acaban como la abuelita...en la boca del lobo.
Y la maestra prometió leernos un libro que habla de abuelas, de relojes especiales y del tiempo, de su paso y su medida. Mucho me parece para una sola historia pero...a lo mejor lo consigue.
Me he fijado que andaba por encima de la mesa uno titulado "El reloj de mi abuela" de Geraldine McCaughrean. Tiene unas ilustraciones como soñadas, suaves, cariñosas. Es de Everest.
Conste que me arriesgo a hablar de él pero me parece que el dictado de mañana va a ser un trocito de la historia que guarda dentro. ¡Tengo unas ganas de que pase ya el tiempo!
Mañana os cuento si he acertado.