Azar es una de esas palabras que me gustan, es un sonido que me lleva, de persona en persona, de lugar en lugar, a coleccionar vivencias especialmente intensas.
Y hoy, de nuevo, ha actuado con un salto en el tiempo.
Hacía mucho tiempo, tal vez demasiado, que no me asomaba a esta ventana de mi clase para ver qué sucedía, qué rondaba por este lugar que en otro tiempo era de visita habitual para nosotros, los que estábamos viviendo continuamente actividades y realizando encuentros emocionantes.
Hoy, recogiendo imágenes de Internet, que guarda memoria de lo que a nosotros se nos va acumulando en diferentes soportes, regresé a Baeza de golpe y sorpresa. Y volví a clase de veras.
Y no quiero dejar pasar la ocasión para abrir la ventana de nuevo, ver que las plantas siguieron su ciclo natural habitual. Unas se resecaron. Otras, las más valientes, se adaptaron a las circunstancias del barbecho y, aprovechando soles, vientos, lluvias, nieves y los movimientos naturales de las estaciones, extendieron sus zarcillos y treparon por el tiempo con sorpresa y energía.
Y hoy, de un salto, como si todo el tiempo se hubiera anulado, regresamos a clase, a otra clase juntos.
No es un aula cualquiera ni tampoco lo son mis serios compañeros de fila.
Es el aula de Don Antonio Machado en Baeza.
Y son mis compañeros maestros, como yo.
Y alguno hasta poeta.
Un abrazo, Mariano Coronas.
Un abrazo, Antonio Gª Teijeiro.
No es un aula cualquiera ni tampoco lo son mis serios compañeros de fila.
Es el aula de Don Antonio Machado en Baeza.
Y son mis compañeros maestros, como yo.
Y alguno hasta poeta.
Un abrazo, Mariano Coronas.
Un abrazo, Antonio Gª Teijeiro.
Un GRACIAS de todos nosotros, don Antonio, por ayudarnos a hacer que nuestras aulas no fueran como aquella del invierno usted describía.
1 comentario:
¡Es caprichoso el azar!
{eso dice Juanito Serrat en una canción}muchos saludos...
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