Pronto regresaremos, abriremos las ventanas a la helada de la mañana y todo retomará la vida nueva que nos llega.
Ahora nuestro espacio descansa. Se interrogan los muros quizá sobre nosotros, balbucean las luces si han quedado olvidadas, nos añoran las plantas que crecen en zarcillos que, buscando al luz, han ido a la ventana...
Ahora huele a misterio, al sonido de nuestras voces apagadas, a cuadernos que se acabaron como el año pasado, a últimas notas, a algún abrazo que quedó aún sin dar pero que espera a sentirse valiente para abrirse...
Y huele a naranjas, a clavos y a naranjas, en el recuerdo de la ya pasada Navidad.
Y huele a naranjas, a clavos y a naranjas, en el recuerdo de la ya pasada Navidad.
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