Nos ha costado. Y nos cuesta cada día. Cada hora...

Las mesas estaban puestas de otra forma y parecía que estrenábamos clase y claridad.Y así nos pasamos la mañana trabajando, viendo el movimiento de nuestros compañeros al ir y venir en los cambios de hora por el pasillo y sintiendo la vida del colegio en cada cambio de clase.
Disfrutamos de la "ampliación" del espacio y el oxígeno con todas sus energías justo el día en que los ciruelos japoneses ponían una nota maravillosa en el patio.
¡Puertas abiertas a la nueva clase de 5ºB donde, de vez en cuando, trabajamos escuchando la primavera!
Y hemos de seguir abriendo otras puertas que aún no obedecen a la voz del niño que habla con ellas.
Hoy os merecéis un abrazo y mi admiración, chicos.
Y lo prometido hay que cumplirlo. Mañana cerraremos la semana con alguna historia hermosa y otra jornada de puertas abiertas.
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