Mi sábado ideal sería despertarme con un desayuno majestuoso. Luego me vestiría y ayudaría a mi padre a construir un armario, una mesa o cualquier cosa que se pudiera construir.
Después iría al monte con mi familia y con alguno de mis amigos.
También me gustaría visitar el Museo de la Minería.
Pero lo que más me gustaría sería ver la puesta de sol con mi familia en el monte.
Éste sería mi sábado ideal- Enya
No hace falta demasiado para ser feliz cuando se es niño. Aunque se les dé una varita mágica...¡lo tienen tan claro!
1 comentario:
Pienso que los mayores deberíamos aprender de los sueños infatiles.
Enya demuestra ser una niña realista, sensible y nada ambiciosa.
Besos para las dos.
M. Roser
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