La de este año fue una reunión , como ya es habitual, muy familiar, de puesta al día, en la que nos estuvimos contando cómo nos va, dónde empleamos las energías cada uno, cómo va creciendo la familia de menudos que ya es también grande y, además, haciendo algunos planes.
Algunos llegan a la cita anual haciendo un gran esfuerzo para ajustar sus trabajos o sus obligaciones de padres pero es un paréntesis en el que recordamos momentos que ya están en la historia de cada uno y en la del colegio donde se conocieron y se hicieron amigos.
Me gusta mucho verlos, escuchar cómo disfrutan de la posibilidad de estar juntos si el año anterior algo no les ha permitido hacerlo y, sobre todo, me encanta pensar que, en caso necesario, van a estar disponibles para ayudarse y compartir su amistad, como siempre lo han hecho.
Por conseguir una piña de nenos sonrientes como éstos merece la pena trabajar duro en el día a día de una clase. O eso pienso yo al verme entre ellos con todos nuestros recuerdos rondando alrededor. ¡Y el año próximo esperamos que estemos algunos más! La maestra.