Y uno de estos días de atrás me llegó de más allá de los mares océanos un mensaje sin botella pero lleno de esperanza.
En uno de esos correos modernos, me cuentan desde Neuquén (Argentina) el homenaje que se le dedicó a Miguel Hernández con ocasión de su centenario.
Y allí, justo en su monumento, podemos ver a una niña que, de vez en cuando, nos ofrece sus poemas. Los textos de Ana Manente lucen la sencillez de la infancia y la profundidad de un fresco manantial.
A la sombra del gran Miguel está esta joven, aún escolar, que siente la poesía con naturalidad y que puede ser, pasado ese tiempo importante de formación que se precisa para adquirir poso y estatura, una futura escritora que honrará al "poeta cabrero" como él hizo siempre con los grandes de la poesía entre los que él está ahora.
¿Qué es la felicidad?
Es una mariposa
que te alumbra mucho el día.
Yo puedo soñar si tú eres mi sueño.
Yo puedo volar si tú eres mis alas.
Paró de cantar el pájaro
mis canciones no cantaba
pero me puse más triste
cuando calló mi guitarra.
1 comentario:
Todos los homenajes que se han hecho a Miguel Hernández son merecidísimos. Yo también he puesto mi granito de arena con algunos vídeos. Espero haber colaborado a que se conozca más al hombre y al poeta.
Un abrazo.
M. Roser
Publicar un comentario