Cosa rara, estuvimos tranquilos, ralajados, cada uno en su historia, hasta que sonó el timbre.
Incluso nos tocó un poco más de ración robado a la clase de Matemáticas por una esquinita.
¡Y cómo se agradece este regalo inesperado!
¿Habéis probado a haceros un regalo de éstos de vez en cuando?
Seguro que íbais a repetir.
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