Vamos al grano, es decir, al helecho. La cosa es que, al hilo de la lectura de su libro, quisimos hecerle la competencia a José, el tío del autor en qien está inspirado el personaje del abuelo, pero en vez de cactus nosotros empezamos a cultivar diferentes helechos en recipientes poco convencionales.
Por ejemplo en las botitas viejas de Gabriel, el hermanito pequeño de Víctor, en una madreñina de cuando Inés calzaba algo menos, en un maravilloso tronco hueco que trajo Ángela, en cacharritos de todos los tamaños y colores, en la regadera más fashion... Total que, mientras la gente andaba por el recreo, incluida la maestra que le tocaba vigilar, Gonzalo y las chicas estaban de cháchara en la clase haciendo planes y hablando de haikus, de Antonio Gª Teijeiro, de esto y de lo otro.
Cuando sonó el timbre y subió la maestra, Cristina, a la que hoy tocó hacer de fotógrafa aprovechó la ocasión para tirar unas cuantas más.
Y ahí estamos...y estaríamos aún si Gonzalo no hubiera tenido una nueva cita con otros lectores a los que no queríamos privar de ser sus amigos. ¿Qué os parece?
Un viernes muy, muy especial ¿verdad?