Era una historia de trabajadores temporeros, de gente humilde que busca un salario lejos de su hogar, que recoge un poco del sustento que precisan para vivir y también de gente que acoge y que comparte, que agradece, que recuerda y que sorprende con su capacidad para dar aun siendo humildes.
Según iba pasando las hojas la maestra, nos venían recuerdos de otros personajes del invierno, de otros lugares del planeta, de otras personas que viven en otras latitudes y poseen otras tradiciones pero todos íbamos sintiendo la emoción llenar los ojos.
Y la maestra mandó acabar la lectura a Claudia justo en la última página. Cuando eso pasa es que a ella tampoco se le hace fácil seguir porque lo que se cuenta es emocionante y, a veces, la emoción desborda de la garganta y de los ojos.
El libro quedó allí, sobre el mostrador de la clase, como siempre, para que empiece su viaje en nuestras mochilas o hasta el recreo o bajo el brazo de alguno si es que su mochila es mediana.
No poner su título sería demasiado olvido. Ahí os va una joya. "La historia de Akupai" de Philippe Lechermeier (texto) y Élodie Nouhen (ilustraciones) y de la editorial EDELVIVES. Léetelo mientras nieva. Luego no será igual.