15.1.08

Hacia la inmensidad

Estos dos días de palabras caídas han sido en memoria y recuerdo para la voz y la presencia del gran poeta Ángel González que ha empezado a crear en líneas más altas.

Ángel, que ahora mirará Oviedo desde la altura de su humana poesía, se ha ido como sólo lo hacen los elegantes: escribiendo su adiós en líneas de silencio, discreción y tanto amor a la palabra que sólo dijo lo que era necesario.

Por su voz de lector nocturno, escuchada en recital aún reciente en mi emoción, por sus libros llenos de lecturas múltiples con el paso del tiempo y por su alma de hombre grande en la sencillez de su vida cotidiana, hoy doy las gracias. También por haber tenido la suerte de haberle conocido en el momento exacto para comprender la grandeza del hombre y del artista.
Descanse en paz quien nos deja la gran herencia vital de su palabra. Descanse el hombre. Viva el poeta.