1.11.09

NUESTRO LIBRO PARA HABLAR DE LA MUERTE.

Hace algunos años ya que Joan Manuel Gisbert se arriesgó a escribir un hermosísimo libro que a los niños les gusta, les emociona y, además, les hace pensar.
Un libro de ésos que puede quedar sepultado en las baldas de la bilbioteca si los profesores no lo conocen o si son de los que temen hablar de temas fundamentales.
Hablo de "Misteriosos regalos de la noche" (Oxford) un título que no debe faltar en el bagage de lecturas de nuestros alumnos por motivos muy diferentes: la calidad, el tema y, sobre todo, el tratamiento que se hace de la muerte de un ser querido a lo largo de esa narración llena de guiños que los niños, a lo que parece, entienden mucho mejor que sus profesores.
Tal vez es así porque ellos no son timoratos. Ellos comprenden, siempre desde su óptica, los acontecimientos de la vida que los adultos no sabemos cómo explicar, a pesar de lo cotidianos que resultan, porque tenemos miedo a hablar de ello. Así de simple.
Y hoy, que recordamos a tantas personas que han fallecido, es el momento de dejar que la bella Urania Riphaeus vuele hasta donde ellos se encuentren y les lleve nuestro recuerdo como regalo de amor.
Y, si es en compañía de los niños de la familia, será un hermoso regalo de un día de muertos que, finalmente ha de ser también un día de vivos.

3 comentarios:

ASUNCION dijo...

Hola Rosa, he leído el libro hace unos meses, y creo que tienes razón al decir, que quizás los niños lo saboreen más que los adultos.
A los adultos nos cuesta idear rutas alternativas, caminos accesibles para abordar ciertas cuestiones, porque nos parecen poco "razonables", "ilógicas" ... y, cuando se trata de sentimientos y emociones profundas...nada tiene que ver la razón y la lógica.
Algunos párrafos del libro, me parecieron preciosos, llenos de una ternura y una magia infinita en las palabras que el autor dejó en ellos.
Un cálido abrazo de papel.

M. Roser dijo...

Rosa, no he leido este libro y no puedo opinar, sin embargo pienso que hay un cierto pudor, por parte de los mayores, de hablar de la muerte con los más pequeños y pienso que es un error, al fin y al cabo la muerte forma parte de la vida. Pienso que hay que aprovechar cualquier circunstania que nos lo facilite y hacerlo de una forma natural y sencilla, con la máxima sensibilidad. Los niños entienden más cosas de las que creemos.
Muchos besos.
M. Roser

celia dijo...

Sigue resultando maravilloso ver las caras de los niños mientras escuchan.Ya sabes que, precisamente ahora estoy trabajando "este regalo" en clase y, cuando lega la hora de acercarnos a él lo hacen de una manera "respetuosa". Se dan cuenta del valor que entraña la historia y cada uno, a su manera, va desgranando la trama.
Es, también, un buen ejercicio de terapia para muchos, especialmente para aquellos que han sufrido esta pérdida, como ya sabes, es el caso y para algún otro cuya emotividad y problemas llevan por caminos tortuosos, que también es el caso.
Animo a todos a no tener miedo a compartir este tema con los niños, especialmente si está tratado con la magia de este libro.