
Perteneció a una familia tan pobre que toda la familia vivía en una misma habitación y, en ocasiones, hasta tuvo que dormir bajo un puente y mendigar.
Era hijo de un zapatero instruido, pero enfermizo, de veintidós años y de una lavandera varios años mayor que él, y de confesión protestante.
Andersen dedicó a su madre debido a su pobreza “La pequeña cerillera”. Pese a todas las dificultades, fue un niño muy querido pues el padre adoraba a su hijo y a él se debió, seguramente, la pasión del pequeño Hans por el teatro ya que f
ue el padre quien le fabricó un teatrillo y unas marionetas para las que el niño cosía la ropa.
Andersen dedicó a su madre debido a su pobreza “La pequeña cerillera”. Pese a todas las dificultades, fue un niño muy querido pues el padre adoraba a su hijo y a él se debió, seguramente, la pasión del pequeño Hans por el teatro ya que f

Hans Christian mostró una gran imaginación desde temprana edad que fue siempre animada por sus padres. En 1816 murió su padre y Andersen dejó de asistir a la escuela y se dedicó a leer todas las obras que pudiera conseguir, entre ellas las de Ludvig Holberg y William Shakespeare.
Más tarde, Andersen decidió convertirse en cantante de ópera y se trasladó a Copenhague en septiembre de 1819. Una vez allí fue tomado por lunático, rechazado y prácticamente se quedó sin nada. Se hizo amigo de los músicos Christoph Weyse y Siboni y más tarde del poeta Frederik Hoegh Guldberg.
Andersen fue un creador muy prolífico que Escribió cuentos de hadas, novelas, poemas y libros de viajes. Durante toda su vida estuvo profundamente interesado, además, por otras formas de arte como la música, el teatro y las artes visuales: dibujos, ilustraciones de libros y recortables. La Biblioteca Nacional de Dinamarca custodia una gran colección de sus manuscritos, diarios, retratos, dibujos y recortables a los que era muy aficionado y que, a veces, usaba para contar cuentos.
Copia su modelo más famoso y regálalo a quien te haya contado sus cuentos cuendo eras pequeño.